EUROPA
PRESS
21 marzo
2022
Breve
guía sobre los síndromes geriátricos y por qué no deben considerarse un achaque
más en la ancianidad
Es habitual que cuando una persona
llega a las edades más avanzadas de la vida haya perdido audición, presente
cataratas o errores de refracción, así como neumopatías obstructivas crónicas,
dolores de cuello o espalda, osteoartritis, diabetes, depresión y demencia.
De hecho, según subraya la OMS, conforme más se envejece hay
más probabilidades de experimentar varias afecciones al mismo tiempo. "La
vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud
complejos que suelen presentarse solo en las últimas etapas de la vida y que no
se enmarcan en categorías de morbilidad específicas. Esos estados de salud se
denominan normalmente 'síndromes geriátricos", especifica.
Por lo general dice que son consecuencia de múltiples
factores subyacentes que incluyen, entre otros, los siguientes: fragilidad,
incontinencia urinaria, caídas, estados delirantes y úlceras por presión.
"Los síndromes geriátricos parecen predecir mejor la
muerte que la presencia o el número de enfermedades específicas. Ahora bien, a
excepción de los países que han desarrollado la geriatría como disciplina
médica, con frecuencia se dejan de lado en los servicios de salud de estructura
tradicional y en la investigación epidemiológica", lamenta la OMS en este
sentido.
Entrevistamos en Infosalus sobre
estos síndromes al geriatra Leocadio Rodríguez Mañas, jefe del Servicio de
Geriatría del Hospital Universitario de Getafe y director Científico del Centro
de Investigación Biomédica en Red Fragilidad y Envejecimiento Saludable
(CIBERFES), del Instituto de Salud Carlos III.
Según explica, el término 'síndrome geriátrico' hace
referencia a un término "un poco antiguo", de mediados del siglo
pasado, y que fue acuñado por un conocido geriatra escocés, Bernard Isaacs.
"El hacía sobre todo referencia a los que él denominaba
'los cinco grandes de la geriatría': inmovilismo, incontinencia, demencia, y
caídas (los cuatro originales), a los que luego se añadió la malnutrición. El
concepto de síndrome geriátrico ha ido evolucionando desde entonces y
complementándose en la actualidad con otros síndromes que son mucho más
frecuentes y en los que, al aparecer de manera más precoz, su detección conduce
a intervenciones que ya se han mostrado eficaces", reconoce este experto.
Son situaciones patológicas
Al paciente lo que hay que explicarle es que muchas de esas
situaciones habitualmente entendidas como 'achaques', y que se piensa que no
son sino la "consecuencia natural de la vejez", no lo son en ningún
caso, sino que se trata de "situaciones patológicas", "no
normales" que tienen sus causas, y que adecuadamente manejadas pueden
revertirse total o parcialmente, devolviendo al paciente a una situación de
bienestar similar a la previa al padecimiento.
"Todas ellas son situaciones que se originan por
múltiples causas que se combinan para expresarse clínicamente mediante estos
síndromes. Este hecho obliga a que, una vez que se detecta uno de estos
síndromes, se deba desencadenar una serie de pesquisas para llegar al
diagnóstico de las causas subyacentes, que en muchos casos combinan
enfermedades, estilos de vida, cambios asociados al proceso del envejecimiento
y entornos, sin olvidarnos del papel que la polifarmacia, la toma de muchos
medicamentos, suele ejercer en estos casos", añade el geriatra del
Hospital Universitario de Getafe.
Una vez diagnosticadas las causas y los factores que
subyacen a cualquiera de estos síndromes el doctor Rodríguez Mañas dicen que
habrá llegado el momento de actuar sobre todos aquellos que sean modificables,
y que no siempre, ni necesariamente, son las enfermedades.
Por ejemplo, habla de que seguir un estilo de vida
sedentario y un entorno con obstáculos arquitectónicos pueden ser la causa
fundamental de un proceso de deterioro funcional/inmovilismo, al que puede
contribuir la presencia de artrosis y Breve guía sobre los síndromes
geriátricos y por qué no deben considerarse un achaque más en la ancianidad de
dolor. "Habrá que manejar todos estos factores para obtener el efecto
deseado, y habrá que hacerlo cuanto antes para evitar que la alteración se
fije, y sea luego muy difícil de remover", advierte el geriatra.
Por eso, insiste en que el acceso al geriatra y a los
Servicios de Geriatría debe ser lo más precoz en el proceso de atención a estos
pacientes que sufren de estos síndromes. "Si no llegaremos tarde y con
muchas menos posibilidades de remediarlos total o parcialmente. Y esto es muy
importante, ya que son estos síndromes los que de manera principal van a
afectar la calidad de vida de las personas mayores. Entre los más habituales
cabe destacar tres de ellos: la fragilidad, el deterioro funcional y cognitivo,
y las caídas", sentencia el director científico del Centro de
Investigación Biomédica en Red Fragilidad y Envejecimiento Saludable.